martes, 17 de noviembre de 2009

El complejo mundo de las decisiones


El motivo de esta reflexión (la primera de muchas de ahora en adelante) es para tratar y analizar la idiosincrasia del fútbol respecto a la toma de decisiones dentro de un club, máxime si es un club de gran tamaño.

Es evidente que el fútbol no es tratado como una empresa corriente. En cualquiera de ellas, un trabajador con bajo rendimiento comprobado y continuado sería despedido, cosa que no sucede en el deporte rey. En nuestro bien amado balompié, el primero que cae es el jefe de sección debido al extraño razonamiento de que no es capaz de hacer rendir a trabajadores de rendimiento contrastado (pero el entrenador también tiene rendimiento contrastado ¿o no?).
El caso es que el que primero cae es el míster (a veces sí que es tenedor legítimo y buscado de las culpas), ya que sería inviable económicamente el despedir a todo el plantel de trabajadores.

Una vez introducido, el motivo de esta reflexión es para hablar de Manuel Pellegrini y del Real Madrid y la inevitable comparación con el FC. Barcelona.

El Madrid ha fichado a golpe de talón a algunas de las estrellas más rutilantes del firmamento futbolístico. Tiene un once inicial que el 99,9% de los equipos del mundo querrían tener y que, inexplicablemente, no rinde en absoluto. El porqué no interesa. Es más fácil echar las culpas al de traje.

En primer lugar, el Madrid ha fichado grandes jugadores que NUNCA han jugado juntos. Un equipo no se hace de la noche a la mañana y todo grupo de jugadores necesita un periodo de adaptación, no sólo hacia sus compañeros y el club, sino hacia la filosofía con la que se va a jugar y que puede requerir hasta de modificar en algo su propio estilo de juego.

Vamonos a Barcelona. Probablemente es el equipo que mejor juega a la pelota de todos los que he visto en mi vida (tengo 23, pero ya son 23). Rememorando al pasado nos recuerda en diferentes pinceladas al "fúbol total" que practicaba la Holanda de Van Basten, Gullit y Rijkaard. ¿Rijkaard? Qué curioso. ¿No fue ese entrenador que llegó a Barcelona y no ganó NADA en su primer año?

Con el holandés se tuvo paciencia. Formó un equipo de la nada y le imprimió una filosofía y un carácter propios en los que se fundamenta el actual MegaBarcelona. Rijkaard tuvo que irse después de dos años sin ganar nada (aunque jugó mucho mejor fútbol que su rival merengue), cuyo principal motivo fue un vestuario endiosado y unos jugadores vagos e indisciplinados.
Apareció Guardiola y rodaron cabezas. Los jugadores conflictivos volaron y mantuvo el estilo combinado con la disciplina. Resultado: Éxito total y apabullante.

El motivo de esta reflexión es que para impartir una filosofía, una creencia futbolística y un estilo de juego hace falta trabajo, buenos jugadores y paciencia, mucha paciencia. No es positivo ni presionar, ni cuestionar ni, mucho menos, destituir. Ningún ser humano es capaz de sacar un rendimiento desorbitado en poco tiempo, y menos con la amenaza constante del buitre leonado sobrevolando los banquillos (mucha parte de culpa tienen los plumillas de la prensa deportiva, a quienes me referiré en unos días).

Además sería muy positivo, para empezar a trabajar con calma, eliminar a todo aquel que ve en el progreso una amenaza y el final de un ciclo.

Que cada uno entienda lo que quiera

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